Para 2040, tres de cada 10 personas (30%) en Puerto Rico estarán en la edad de retiro, con 65 años o más.
Se trata de un porcentaje más alto que el que se experimenta en Japón (27%), el país con la estructura de edad más vieja en el planeta, según datos del Banco Mundial de 2017. En Puerto Rico, ese porcentaje está en 19.74%, según los datos más reciente que datan del mismo 2017.
Este sector poblacional en Puerto Rico es el único que aparece creciendo en las proyecciones del International Data Base del Negociado del Censo de Estados Unidos. Estos estimados establecían que –para 2019– unas 679,931 personas estarían en el rango de edad de retiro. Para 2040, esa cifra ya alcanzaría los 738,549 individuos.
Junto al aumento en la población de los adultos mayores, se esperan respectivas alzas en la cantidad de individuos en este rango de edad que tienen dificultad para llevar a cabo una vida independiente, que sufren algún tipo de discapacidad o que viven bajo los niveles de pobreza, explicó la demógrafa Judith Rodríguez.
Esta alza ya se percibe en los datos demográficos de Puerto Rico. Por ejemplo, la cantidad de personas con más de 65 años con algún tipo de discapacidad aumentó en 15% entre 2012 y 2017. Esa misma alza se repite para las personas con algún tipo de dificultad de vida independiente. La cantidad de adultos mayores bajo pobreza, entretanto, aumentó en 20%.
“Eso va a representar un reto bien grande, porque ese es el grupo más vulnerable desde el punto de vista de salud y de necesidad económica”, explicó Rodríguez.
Los municipios de la zona oeste de Puerto Rico continúan mostrando los mayores niveles de envejecimiento poblacional. De los 10 municipios con más habitantes en edad de retiro, nueve están en esta zona. Hormigueros es la cabecera en este renglón. Allí, el 27% de la población está en edad de jubilación, un porcentaje similar al de Japón. Después de Hormigueros, los municipios con más por ciento de su población en edad de retiro son Rincón (24.4%), San Germán (24.0%), Lajas (23.6%), Mayagüez (23.4%) y Guánica (23.4%).
LA EXPERIENCIA EN HORMIGUEROS
El alcalde de Hormigueros, Pedro García Figueroa, indicó que esta composición demográfica ha hecho que el ayuntamiento cada vez tenga que aumentar sus servicios específicos para este sector poblacional. En concreto, el ejecutivo municipal hablaba del programa de amas de llaves, comida, recreación, transporte, salud y, en ocasiones, hasta mantenimiento de las viviendas.
Alrededor del 8.5% del presupuesto municipal de $8.8 millones va dirigido a iniciativas específicas para esta población. Los hormiguereños, de ordinario, reciben servicios municipales que cuestan alrededor de $505 per cápita. La población de mayor edad requiere servicios adicionales equivalentes a $173 por cada viejo.
“Y no damos abasto”, dijo el alcalde, mientras detallaba a El
Nuevo Día cada una de las iniciativas que se desarrollan allí para atender a esa población.
García Figueroa indicó que el cambio él lo percibe muchas veces cuando va a los velorios de sus compueblanos. Sostuvo que cada vez son más los que, al momento de morir, superan los 100 años.
De hecho, ahí el aumento para ese sector es dramático para los próximos años, según los datos del Censo. Se estima que este año hay 1,271 centenarios. Esa cantidad aumentará en 324% hasta alcanzar las 5,385 personas en 2040, según el International Data Base del Negociado del Censo.
García Figueroa indicó que, hasta el momento, el sector privado ha respondido a las necesidades de la población en envejecimiento, adecuando su oferta de servicios, especialmente en el área de la salud, con más farmacias, laboratorios, y servicios de radiología, entre otros.
“Los ofrecimientos de servicios han cambiado para atender a ese sector”, dijo el alcalde. “A mí me preocupan ellos, pero ahora mismo más me preocupa cómo vamos a retener a los jóvenes”.
Y es que el disloque demográfico de Puerto Rico no sería tan intenso si los niveles de emigración no fueran tan elevados como los que se han registrado en la última década. Desde 2010, Puerto Rico ha perdido el 14.26% de sus habitantes. Esta reducción poblacional se debe a la emigración de 565,251 personas.
Esta pérdida de habitantes, sobre todo de aquellos que están en edad laboral, podría generar grandes disloques sociales, según Rodríguez, puesto que este sector es el que, directa o indirectamente, puede hacerse cargo de las personas de mayor edad con algún tipo de vulnerabilidad.
Para 2005, en Puerto Rico había 17 viejos por cada 100 personas en edad laboral (de 16 a 64 años). Esa cifra aumentó a 22 en 2010 y, para 2017, estaba en 30.6. Para 2040, este indicador podría estar en 53 viejos por cada centenar en edad laboral. Visto de otra forma, habrá un viejo por cada dos personas en edad laboral.
“Esto crea una presión enorme sobre los que ese sector que se mantiene productivo”, dijo Rodríguez. La demógrafa recordó que todo eso transcurrirá en momentos en que, según las proyecciones económicas y fiscales, Puerto Rico todavía no habrá salido de la deuda pública, actualmente bajo renegociación.
Del mismo modo, las proyecciones fiscales del gobierno proponen que para esta década la economía podría estar en contracción y el presupuesto tendría más gastos que ingresos.
“Cada vez habrá menos gente que pudieran ser cuidadores. Eso son indicadores de un envejecimiento rápido. Puedes tener una población vieja, pero necesitas gente de apoyo y no está claro que la vayamos a tener”, dijo la demógrafa.
“Eso va a representar un reto bien grande, porque ese es el grupo más vulnerable desde el punto de vista de salud y de necesidad económica”
JUDITH RODRÍGUEZ
DEMÓGRAFA