Comenzando con “Yo hago lo que me da la gana”, pasando por “Nadie sabe lo que va a pasar mañana” y más recientemente con “Debí tirar más fotos”, Benito Antonio Martínez Ocasio ha ido ilustrando cómo la persona pasa de cierto nihilismo a desarrollar un proyecto de vida con propósito.

Bad Bunny pasa de hacer lo que le da la gana – porque en un mundo caótico, nadie sabe lo que va a pasar mañana – a descubrir causas mayores y trascendentales, en su caso la patria, por las que vale la pena asumir responsabilidades y entregar la vida. Ese proceso de evolución, sin embargo, se queda en idealismo sino no se transforma en acciones concretas. Para eso, es preciso conjugar la libertad con la responsabilidad al momento de actuar.

En su más reciente entrega musical, el artista vegabajeño lamenta no haber capturado más imágenes que le permitieran recordar tiempos pasados. Sus añoranzas, sin embargo, parecerían ser el presagio de un futuro desalentador.

Permanecer en Puerto Rico, queda claro, que no es un acto neutral. Por eso, el “seguimos aquí” que pronuncia nuestro primer actor, Jacobo Morales, en el cortometraje “Debí tirar más fotos”, me impulsa a asumir las preocupaciones que comparto con Benito sobre el futuro de la isla, como una invitación al involucramiento y la esperanza.

En mi caso, es una resolución ante interrogantes sobre qué actitud debemos asumir quienes seguimos aquí. ¿Hacemos lo que nos da la gana, porque hemos perdido la esperanza de un futuro mejor o comprometemos nuestra libertad para articular un nuevo proyecto de país?

Con la renovada efusión de sentimientos patrios que ha generado la histórica residencia de Benito en el Choliseo, hoy, más que nunca, estoy convencido de que las interrogantes anteriores se responden asumiendo el reto de encaminar el terruño hacia el progreso anhelado.

En un mundo complicado, hablar de libertad suena a utopía. Sin embargo, aterrizo el pensamiento con estas palabras de San Agustín: “Dicen ustedes que los tiempos son malos; sean ustedes mejores y los tiempos serán mejores: ustedes son el tiempo”. Al reconocer que el futuro de nuestra isla depende, en gran medida, de la calidad de nuestras decisiones y acciones diarias es que entendemos la relevancia de conjugar la libertad personal y la responsabilidad social. La unión entre la capacidad de actuar y la responsabilidad ética de asumir las consecuencias de nuestros actos son una zapata sólida sobre la cual podemos edificar con acciones, compromiso y propósito.

Pensando en cómo podemos encaminar este proceso, he concluido que luego de la catarsis de la residencia, es momento de reflexionar a qué nos invita este suceso. En mi lectura, Benito nos exhorta a que aceptemos el desafío de orientar nuestra libertad. Eso es un reto provocador que le otorga a la vida un esplendor único, transformando la mera existencia en una experiencia apasionante.

Aspiremos pues, a un Puerto Rico donde cada persona - convencida de que su libertad se perfecciona mediante la responsabilidad - haga el bien con gusto y porque le da la gana.