El Nuevo Dia

Cezanne Cardona Morales: El lazo y el bate

Cezanne Cardona Morales Escritor

Nos sacaron de la escuela ese día para hacer un lazo humano en el Morro. En vez de hablar del sida en la clase de Salud, la escuela prefería recoger dinero, solicitar permiso de excursión a los padres, vestirnos con camisa roja y mahón, meter a cientos de estudiantes en guaguas y luego caminar hasta el Morro. Todo para una foto. Todo para decir que, al menos, hacían algo por el sida. Todo para ver si la escuela salía en televisión. Todo para que las cosas quedaran bonitas, amarraditas, lindamente enredaditas en un nudo que ahorca apenas un poquito. La imagen por encima del contenido.

Pero del sida casi no decían nada. Y de la violencia de género mucho menos: cero, puro mutismo, tan parecido al silencio con el que mi abuela Pancha calló los golpes que le propinó mi abuelo. ¡Qué mucho se parecían los años cincuenta a los noventa! Tiempos de silencios compartidos. La diferencia era que en los noventa los malos de la película solo eran los que usaban o vendían drogas ilegales. Y “¡boom!” había que pegarles duro, decían. Y “¡pin, pum, pan!”, había que darles de su propia medicina, como hacían Rambo, RoboCop y Terminator. Todo por una foto. Todo para que el secretario de Justicia del momento -y que hoy nos gobierna- quedara bien retratadito. Otra vez: la imagen por encima del contenido.

Con esa misma estrategia chamuscaron la sexualidad en las escuelas. Si algún salubrista sugería charlas de cómo utilizar profilácticos, ponían el grito en el cielo. Porque “¡uy!” eso es promover, decían. Porque “wácala” los adolescentes no deben hacer esas cosas, vociferaban. Porque “¡aww!” había que proteger la inocencia, argumentaban: la versión noventosa de “A mis hijos los educo yo”. Pero no lo pensaron dos veces para que en la clase de Salud nos presentaran fotos de genitales infectados con enfermedades venéreas. La típica fotogenia terrorista. El común miedo ejemplarizante. Todo para que dijéramos “fóchila” y así triunfara Disney o el príncipe azul. Una vez más: la imagen sustituyendo el contenido. Del terror a la magia un paso es.

De las fotos con genitales infectados nos lanzaban a la banalidad de un lazo humano en el Morro. Pero en el centro no pasaba nada. Todo estaba hueco. Solo existían los extremos. Miedo y banalización: un fallo sistémico calculado. Porque era más fácil aterrar que educar. Y todo esto en tiempos en que a Víctor Fajardo y a Pedro Rosselló les dio con cambiar el horario escolar para obligarnos a orar por las mañanas. Porque preferían el terrorismo que salva a la educación que libera. De la política a la religión un paso es.

Así llevan años dilatando todo; fallando cada vez mejor. Así llevan décadas invisibilizando, promoviendo violencias, saliendo lindos en los votos y en las fotos: agarrados de mano con televangelistas; encorbatados y ungiditos. La estrategia no ha cambiado mucho: ahora convocan conferencias de prensa para decir lo obvio y repartir emergencias para colorear con crayones. Por eso es tan difícil distinguir la política del entretenimiento. Hace poco, en uno de esos programas al mediodía, invitaron a una especialista en lenguaje corporal que analizaba la comunicación no verbal de Félix Verdejo cuando comparecía ante las autoridades. Lo mismo hicieron en las elecciones pasadas: tonificar la tontería del lenguaje no verbal de los candidatos durante los debates. Por enésima vez: la imagen por encima del contenido.

En otro programa de chismes, un titiritero colocó una jeringuilla sobre una mesita con un manto negro. Al lado puso dos bloques amarrados con alambres, como si fueran luces de Navidad, para simular cómo Verdejo -según el testigo anónimodrogó, torturó y asesinó a Keishla. Ese mismo día, en un programa de entrevistas -que usurpó el buen nombre del béisbol- le regalaron un bate al comisionado de la Policía por su trabajo en el esclarecimiento del asesinato de Keishla. ¿Un bate para celebrar que apareció un cadáver flotando? ¿Un batazo para sacarla del parque en momentos donde nos arropa la angustia? Lo peor es que el comisionado lo aceptó casi sonriente, como si hubiera que premiarlo con un trofeo por hacer su trabajo. Tres décadas en el mismo lugar: anudados a la imagen sin contenido, amarrados a una eterna infantilización. Porque del lazo al bate un paso es.

Así llevan años dilatando todo; fallando cada vez mejor. Así llevan décadas invisibilizando, promoviendo violencias, saliendo lindos en los votos y en las fotos”

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2021-05-08T07:00:00.0000000Z

2021-05-08T07:00:00.0000000Z

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