El Nuevo Dia

Historia de la investigación social en la UPR

Ángel Quintero Rivera Profesor e Investigador del Centro de Investigaciones Sociales de la UPR, Río Piedras. Sociólogo e Historiador

Ante los amenazantes recortes presupuestarios de la Junta de Control Fiscal a la Universidad de Puerto Rico (UPR), este periódico ha ido publicando artículos de universitarios que evidencian su importancia para el país. Entre otros, las decanas de la Facultad de Derecho y de Arquitectura defendieron elocuentemente sus respectivos campos de estudio en nuestro primer centro docente, y la compañera Maribel Aponte publicó líneas excelentes respecto a la contribución para el país de la investigación social que se produce en el Recinto.

Quisiera abundar sobre esto último unos breves apuntes de la historia del asiento institucional principal de la investigación social. En 1941 se dio por primera vez en Puerto Rico la conjunción de un gobernador norteamericano académico progresista -Rexford G. Tugwell-, célebre por su formación e interés en la planificación desde el gobierno, y un Senado dominado por el novel partido político hegemonizado entonces por profesionales modernizantes, el Partido Popular Democrático (PPD). El Proyecto político principal era la modernización del país. Para ello se consideró muy importante la realización de estudios científicos de la realidad socioeconómica y las posibilidades de la anhelada modernización transformadora. El Senado legisló en 1943 el establecimiento del Centro de Investigaciones Sociales (CIS) como ente autónomo en la UPR.

El CIS fue pensado como el eje académico ineludible para producir investigaciones y radiografías sobre la sociedad puertorriqueña. Los estudios en torno a la cultura, la familia, la economía, la educación, las clases sociales, los procesos urbanos, pobreza y salud permitieron surcar las políticas públicas para la transición entre sociedad agrícola y los procesos de industrialización y modernización. En ese período, muchos de los más destacados profesionales puertorriqueños pasaron a ocupar cargos en el gobierno, y la investigación social desde y por el CIS fue encomendada sobre todo a académicos prominentes de las mejores universidades norteamericanas que visualizaron a Puerto Rico como el último bastión de la política reformista del Nuevo Trato del presidente Roosevelt. Las áreas de investigación más importantes fueron dirigidas por académicos de la prominencia de Galbraith en Harvard para los estudios del desarrollo; Lloyd Reynolds de Yale para investigaciones de recursos humanos; sobre las relaciones económicas entre Puerto Rico y Estados Unidos Walter Isard de MIT; sobre los factores socio-psicológicos de la vivienda a Kurt Back de Duke; sobre estratificación y movilidad social a Melvin Tumin de Princeton; los estudios de familia y fecundidad a Hill y Stycos de la U. de Carolina del Norte; y el área de “cultural change” a Steward de Columbia y Boorstin de la Universidad de Chicago. Además, participaron en investigaciones del CIS académicos de gran calibre internacional como Wassely Leontief, Murra, Redfield, Kingsley Davis y quien fuera luego presidente de Trinidad, Eric Williams. Participaron

también jóvenes que adquirirían posteriormente gran notoriedad en vertientes alternativas de las Ciencias Sociales y cuya experiencia puertorriqueña marcaría para siempre sus trabajos: C. Wright Mills, Eric Wolf y Sidney Mintz… En sus primeras décadas se produjeron en el CIS investigaciones que marcaron hitos en sus respectivas disciplinas académicas a nivel internacional, aunque los científicos sociales puertorriqueños hubieran servido principalmente como auxiliares de investigación.

El CIS tomó un nuevo giro en 1967 con la dirección del sociólogo Luis Nieves Falcón. Puerto Rico creía haber atravesado ya su modernización, y comenzaron a aflorar las fisuras del proceso y, con ello, los análisis críticos de la nueva sociedad. Nieves fomentó proyectos de investigación formulados por puertorriqueños.

El CIS congregó entonces a toda una gama de talentos para las diversas fases de la investigación social con pertinencia. Vale destacar la participación del CIS en la entonces emergente relación más estrecha entre las Ciencias Sociales y la Historia: Emilio González, Mariano Negrón Portillo, Juan José Baldrich y este servidor.

Nieves incorporó al poeta de Guajana, Wenceslao Serra como editor y al joven artista del colectivo Bija, Rafael Rivera Rosa, como ilustrador, para una más sólida proyección y divulgación de los trabajos académicos. Con Rivera Rosa, y posteriormente con Yolanda Pastrana y Ana Rosa Rivera Marrero el CIS fue desarrollando toda una colección de arte en torno a la producción de análisis social, única en el país.

Con la incorporación de Emilio Pantojas y Maribel Aponte el CIS fue pionero en el desarrollo de la Economía política como Disciplina, especialmente del Gran Caribe. Estos estudios estuvieron precedidos por la labor de quien fuera también directora del CIS, Carmen Gautier Mayoral en el campo de las relaciones internacionales, para lo cual incorporó a Idsa Alegría y Ángel Israel Rivera. Con este proyecto se inició una más estrecha vinculación con el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), siendo el CIS el primer centro puertorriqueño en participar de esta importantísima red de centros de investigación en América Latina.

En 1984 se instituyó en el CIS un sub-centro especializado en estudios de la mujer desde donde se realizaron estudios de historia de las luchas feministas, y trabajos pioneros sobre la violencia de género, hostigamiento sexual en el trabajo y desigualdades laborales. Se destacaron en éste Alice Colón, Margarita Mergal y Ruth Silva, entre otras. Como parte de esos esfuerzos el CIS contribuyó al renovado interés por los estudios en torno al racismo, con investigaciones específicas sobre la intersección entre raza y género por Idsa Alegría y Palmira Ríos.

En esas últimas décadas del siglo XX, el CIS fue el principal asiento de estudios sistemáticos del folklore, dirigidos por el compositor Pedro Escabí. También en el CIS se iniciaron las investigaciones de Félix Ojeda sobre la obra de Ramón Emeterio Betances.

El CIS fue pionero también en poner sobre la mesa la importancia de la investigación del ocio, el consumo (Laura Ortiz) y la vida cotidiana (Nemesio Vargas y Emilio González). Estos acercamientos culminaron en un área de estudio amplia que se agrupó bajo la sombrilla de Estudios del Trabajo, en el cual participaron académicos de diversas Facultades y Recintos (e incluso otras instituciones, como el Instituto de Estadísticas y el Centro para una Nueva Economía), experimento de colaboración institucional único en el país.

En los últimos años se han destacado también las investigaciones de Nelson Varas sobre la psicología social de la salud y en la sociología de la música, incorporándose en esta última corriente a las investigaciones de este servidor, pero examinando otras expresiones más juveniles como el “Metal” que no formaron parte de mis acercamientos. Han sido muy importantes también las contribuciones de Marinilda Rivera en torno a los derechos humanos en salud y Jennifer Santos en la Sociología de desastres, única en Puerto Rico en tiempos tan pertinentes.

A pesar de todas sus importantísimas contribuciones el CIS ha ido sufriendo un creciente desmantelamiento. Ello merece una reflexión mesurada y asertiva de cara a la necesidad de la reconstrucción de nuestro país.

A pesar de todas sus importantísimas contribuciones el Centro de Investigaciones Sociales ha ido sufriendo un creciente desmantelamiento. Ello merece una reflexión mesurada y asertiva de cara a la necesidad de la reconstrucción de nuestro país”

OPINIÓN

es-pr

2021-06-13T07:00:00.0000000Z

2021-06-13T07:00:00.0000000Z

https://epaper.elnuevodia.com/article/282029035174347

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