El Nuevo Dia

Sigamos cuidándonos, que la pandemia no ha terminado

El hecho de que algunos se hagan ricos vendiendo tormenteras y plantas eléctricas no convierte el huracán en mentira. En Puerto Rico hay 2,503,627 personas mayores de 12 años vacunadas con al menos una dosis. Esto presenta el 87.9% de la población, según datos de El Nuevo Día del pasado 9 de octubre. Esto nos coloca entre los primeros en vacunación en Estados Unidos. Tanto las hospitalizaciones por COVID-19 como las muertes han bajado. Desearíamos que no hubiese ninguna.

Nuestra Isla ha dado cátedra, desde las fuertes y excelentes medidas de Wanda Vázquez hasta las no tan estrictas medidas actuales. Ambas siguen siendo mejores que las adoptadas por Estados Unidos y otros países en el manejo de esta pandemia. Las veces que hemos bajado la guardia, tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos u otros países, han subido las muertes y contagios por COVID-19. Tenemos que aprender de nuestros errores. La vacunación y los protocolos salubristas son las únicas armas que conocemos para defendernos.

Hoy no padecemos ni polio, ni viruela ni muchas otras enfermedades, gracias a las vacunas y a la sabiduría de nuestros abuelos y ancestros que se vacunaron. No podemos ignorar la historia y las enfermedades que han desaparecido gracias a las mismas. Es un hecho que están muriendo muchas más personas que no se han vacunado que las vacunadas. Nuestra insistencia es salvar vidas. Los mensajes antivacunas cuestan vidas.

No nos podemos cansar de felicitar, elogiar y admirar los esfuerzos sobrehumanos que han realizado todos los trabajadores de hospitales y profesionales de la salud mental y física, como los del UDH y Centro Médico de Río Piedras. Además de los empleados de limpieza, todos los servidores públicos, empleados de bancos, comunicadores, comediantes como Raymond Arrieta y su equipo, pastores, sacerdotes, policías, maestros y empleados de la cadena de alimentación como el Cilantrillo en Orlando, Florida y muchísimos otros. Sin todos esos ángeles, guerreros y héroes no hubiésemos sobrevivido. Nuestro sentido del humor y nuestra fe religiosa ha sido en gran parte responsables de nuestra resiliencia.

En el camino se nos afectaron nuestras ya desastrosas finanzas y a lo mejor nuestros hijos, sobrinos y nietos no tuvieron el aprovechamiento académico que quisiéramos. Nuestra vida social también se ha visto afectada. Pero si algo tenemos que aprender de todas estas crisis es asignarle prioridad a lo realmente importante.

No nos podemos confiar. Esto no ha terminado. Sigamos cuidándonos, protegiéndonos y vacunándonos. Siguiendo siempre las recomendaciones de los científicos y doctores en Medicina. Dios les proveyó de esa sabiduría. “Vacunarse es un acto de amor”, dijo el papa Francisco.

Félix Daniel Torres Quiles

San Juan

CARTAS DE LECTORES

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2021-10-22T07:00:00.0000000Z

2021-10-22T07:00:00.0000000Z

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