El Nuevo Dia

Estudio detecta deterioro en la salud del pueblo

Los más afectados son adultos mayores y pacientes con condiciones crónicas

MARGA PARÉS ARROYO [email protected] Twitter: @MargaPares_END

Durante los últimos cinco años, la salud de pacientes de enfermedades crónicas en Puerto Rico se ha deteriorado por una serie de eventos fortuitos, que van desde el huracán María en el 2017 hasta la pandemia de COVID-19 que continúa viva.

Un estudio publicado, este mes, en la Revista de la Asociación Médica Americana (JAMA, por sus siglas en inglés) reconoció que tasas más altas de obesidad, artritis, colesterol, alta presión y triglicéridos han sido parte de las secuelas del huracán María.

Un análisis de datos de 825 participantes (adultos entre 30 y 75 años residentes en Puerto Rico) -dos años antes del huracán (2015) y dos años después del ciclón (2019)también detectó mayor incidencia de una serie de condiciones de salud, como hígado graso, enfermedad ocular y osteoporosis, entre otras.

Según los autores de este estudio, ya los boricuas tenían tasas altas de enfermedades crónicas antes del huracán María. El ciclón, sin embargo, empeoró el ya debilitado sistema de salud del país, lo que parece haber afectado directamente la salud de pacientes con condiciones previas.

“La mayoría de las enfermedades crónicas están aumentando, igual que las situaciones psicosociales que causan ansiedad y depresión”, comentó el doctor José Rodríguez Orengo , uno de 11 coautores del estudio.

El bioquímico dijo que un aumento particular en obesidad fue uno de los aspectos que más les llamó la atención porque esta condición impacta directamente el desarrollo de otras enfermedades crónicas. Se estima que cerca de un 70% de la población padece de obesidad y sobrepeso.

“El hígado graso aumentó prácticamente tres veces, de 7% a 20%”, indicó Rodríguez Orengo.

El también director del Fideicomiso de Salud Pública advirtió que cuando ocurren

catástrofes los determinantes sociales de la salud van a impactar a las comunidades más pobres. Por esa razón, reconoció la importancia de fomentar la prevención, en lugar de perpetuar un sistema dirigido más a la curación de enfermedades.

“A medida que se intensifican los desastres naturales, los esfuerzos deben centrarse en la vigilancia continua de los resultados de salud y la promoción de comportamientos saludables, salud emocional positiva y control de enfermedades, particularmente en poblaciones con alto riesgo de una salud pobre”, concluyó el estudio.

La cancelación de tratamientos planificados, la disminución de transporte público disponible, el miedo a asistir a los centros de atención y la falta de personal cuando muchos han sido reasignados para atender pacientes de COVID-19 son algunos escenarios que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reconoce como los detonantes más comunes para la interrupción o reducción en los servicios de salud.

Aunque este cuadro se intensificó particularmente al principio de la pandemia, con algunas continuidades durante los repuntes del virus, el resultado ha sido un deterioro en la salud general de la población, particularmente pacientes de enfermedades crónicas.

Según la OPS, en la atención a largo plazo de enfermedades crónicas, la rehabilitación y los cuidados paliativos terminales han persistido las perturbaciones, afectando seriamente a personas mayores e incapacitados.

“Las repercusiones indirectas más inmediatas de la pandemia corresponden a la atención de urgencia, los cuidados intensivos y las intervenciones quirúrgicas vitales”, advirtió la OPS.

Problemas en la detección del cáncer y otras enfermedades no transmisibles, como hipertensión y diabetes, es otro de los impactos de la pandemia, reconoce la OPS.

Al reaccionar a los resultados del estudio, la demógrafa Judith Rodríguez advirtió que, en un país con una población de más de 700,000 personas mayores de 65 años, se destacan tasas altas de enfermedades crónicas, incluso a nivel mundial, como diabetes e hipertensión, entre otras.

Como ejemplo, recordó que datos de Salud del 2017 a 2018 informan que, a esa fecha, la tasa de prevalencia de hipertensión en adultos mayores de 65 años era de 73%, mientras la de artritis era de 52.3% y la de diabetes 34.9%.

“Ese cuadro de condiciones preexistentes ayuda a interpretar por qué el excedente de muertes después del huracán María, cuando nos quedamos sin electricidad, problemas de transporte y los hospitales estuvieron prácticamente sin servicios por un tiempo”, indicó Rodríguez.

La pregunta a hacerse es si la experiencia del huracán María ayudó a hacer los ajustes necesarios para garantizar la continuidad de servicios imprescindibles, como los de salud, dijo Rodríguez.

Otro experto que reaccionó al estudio fue el doctor Erick Suárez, catedrático de Bioestadística y Epidemiología de la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico. Suárez destacó cómo la pandemia afectó las visitas de seguimiento de muchos pacientes en respuesta al llamado general que hiciera el gobierno a que la población se mantuviera en sus hogares para evitar contagios.

“Tal vez, la gente ya ha salido un poco más (que al principio de la pandemia), pero creo que con esta ola (repunte del virus) quizás haya otra contención (de personas en sus hogares para evitar el contagio)”, dijo Suárez, quien anticipó que este impacto podría observarse en los servicios de salud.

Agregó que posiblemente se comience a ver una limitación en estos servicios, no por falta de disponibilidad, sino por la baja de pacientes visitando instalaciones médicas para la atención de condiciones no relacionadas con el COVID-19.

Mientras tanto, la doctora Rose Díaz, evaluadora del Programa para la Prevención y Control de Enfermedades Crónicas, del Departamento de Salud dijo -al comentar sobre los resultados del estudioque, al menos, en el registro de enfermedades crónicas, no se ha observado un cambio drástico entre el 2019 y el 2020.

“No se ha observado un cambio estadístico en la prevalencia de las condiciones al comparar dichos años”, sostuvo Díaz.

Datos del Behavioral Risk Factor Surveillance System (BRFSS) informan que mientras en el 2019 se registraron 576,196 personas con artritis, para el 2020 esta cifra subió a 649,111. También, se observó un aumento de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (COPD), de 130,456 en el 2019 a 148,608 en el 2020. No obstante, en el registro de pacientes de asma, ataques cardíacos, enfermedades coronarias, derrames cerebrales, depresión y enfermedad renal se notó una leve disminución.

Esta encuesta la realiza personal de Salud a través de entrevistas telefónicas a raíz de un acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.

El doctor Rodríguez Orengo comentó, en entrevista separada, como la gran paradoja hispana establece que, aunque los boricuas suelen tener una mayor tasa de enfermedades crónicas, esa realidad no se refleja en la cantidad de años vividos.

“Tenemos más enfermedades crónicas, pero vivimos más que los anglosajones. Es que tenemos un apoyo social y familiar mayor que otras comunidades de Estados Unidos”, sostuvo.

Según el Estudio de Salud para Puerto Rico 2019, realizado por la Escuela de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, entre el 2018 y el 2025 se esperan niveles de fecundidad extremadamente bajos, una leve reducción en la mortalidad y migración neta negativa.

Este documento advierte que el rápido envejecimiento de la población va a traer un gran aumento en la utilización y costos de los servicios de salud. Por ello, recomienda que se debe modelar el impacto económico de los cambios demográficos sobre los servicios de salud.

“La prevalencia elevada de sobrepeso y obesidad, inactividad física, consumo de alcohol, tabaco, hipertensión e hipercolesterolemia subrayan la importancia de continuar vigilando estas condiciones para fomentar intervenciones que reduzcan estas conductas de riesgo y otras causas metabólicas y fisiológicas. Esta información es esencial para la planificación y evaluación de los programas y políticas de salud pública en Puerto Rico”, concluye el informe publicado en marzo del año pasado.

También, recomienda el fortalecimiento de los programas para la detección precoz y atención de condiciones de salud prevalentes en Puerto Rico, incluyendo la diabetes mellitus, el asma, las condiciones reumatológicas y los trastornos depresivos.

“La mayoría de las enfermedades crónicas están aumentando, igual que las situaciones psicosociales que causan ansiedad y depresión” JOSÉ RODRÍGUEZ ORENGO CATEDRÁTICO DE LA ESCUELA DE MEDICINA DE LA UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO

“Las recomendaciones del estudio de Washington sobre las muertes después del huracán eran que el gobierno tenía que velar por la salud del pueblo en tiempos de crisis. Hay que preguntarnos si lo estamos haciendo” JUDITH RODRÍGUEZ DEMÓGRAFA

PUERTO RICO HOY

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2022-01-29T08:00:00.0000000Z

2022-01-29T08:00:00.0000000Z

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