SANTO DOMINGO.– Hace seis años no venía a esta ciudad capital. Mi última visita, precisamente, fue para cubrir las incidencias de la Serie del Caribe 2016 con los Cangrejeros de Santurce como representantes de Puerto Rico.

Y hay una realidad que no ha cambiado (ni cambiará al parecer) en este país: la pasión por el béisbol. Ver a los niños y jóvenes con uniformes y ‘spikes’ caminando por las calles para llegar a los distintos campos de béisbol en la capital es emocionante. Al menos, a mí me emocionó.

A cualquier hora del día se ven sonrientes dirigiéndose a los parques aledaños al Estadio Quiqueya y al Centro Olímpico. Entrenan hasta debajo de los árboles con la ilusión de convertirse en los próximos Albert Pujols, Pedro Martínez, Vladimir Guerrero y David Ortiz. Y la mayoría de ellos vienen de familias de bajos recursos económicos y sueñan con las Grandes Ligas para salir de la pobreza.

“A cualquier rincón que vayas del país vas a encontrar esta pasión por el béisbol. Hasta en los lugares más recónditos han salido jugadores profesionales”, comentaba el colega dominicano Nathanael Pérez al hablar del amor por este deporte en el país.

Dominicana es el segundo país que más produce jugadores en las Grandes Ligas y así lo seguirá siendo. Y si algo he confirmado en este regreso es que la pasión aquí por el béisbol es de ‘grandes ligas’.