El Nuevo Dia

Escuelas que puedan formar el capital humano de la isla

El nuevo año escolar del sistema educativo público en Puerto Rico inicia esta semana para alrededor de 248,000 alumnos, 11,000 menos que los matriculados en el ciclo anterior. Corresponde al Departamento de Educación, con la colaboración de toda la comunidad escolar, lograr que la experiencia de aprendizaje invite al estudiantado, no solo a graduarse, sino a permanecer en Puerto Rico.

No son pocos los desafíos del nuevo curso. Para empezar, el cierre del anterior semestre estuvo marcado por el retiro de alrededor de 2,000 maestros. Además, la reducción en la matrícula estudiantil revela, en parte, el serio problema de la deserción escolar que afecta el progreso de los individuos sin escolaridad y, consecuentemente, a toda la sociedad.

Esta semana, la plantilla de educadores -a la que se suman en labor parcial docentes jubilados - asume la responsabilidad de acoger, orientar y nutrir de conocimientos a estudiantes con necesidades y aspiraciones diversas, en los 843 planteles abiertos del Departamento de Educación. La matrícula incluye a cerca de 140,000 alumnos registrados en el Programa de Educación Especial. Es importante que se llenen con prontitud las plazas docentes que estén vacantes.

La labor de los maestros requiere apoyo administrativo y de los padres, madres o tutores de los estudiantes. La colaboración constante será fundamental para ayudar a los niños y adolescentes a superar los escollos vinculados al escenario pandémico que, entre otras repercusiones, ha limitado el aprovechamiento académico de un sector del estudiantado.

Es obvio que un buen número de estructuras escolares requiere atención primordial. Las agencias públicas concernidas y la administración de las escuelas están llamadas a acondicionar con prontitud los espacios donde se impartirá la enseñanza. A estas alturas es inaudito que cada ciclo escolar comience con los ya habituales y desilusionantes paisajes de planteles con maleza y basura, filtraciones de techos y servicios sanitarios inservibles, entre otras condiciones inseguras y antihigiénicas. Urge subsanarlas.

Existe una partida de $96 millones para mejorar 240 escuelas con estructuras deficientes. Será esencial que los proyectos financiados se completen con premura y de forma adecuada. Conviene que entidades profesionales, como el Colegio de Ingenieros y Agrimensores, y la Asociación de Constructores, colaboren con el sistema educativo para adelantar proyectos limitados, en ciertos casos, por la escasez de mano de obra.

Mientras persista la pandemia del COVID-19, es necesario que los adultos asistan con la mejor protección de los menores. Un aspecto crucial es la vacunación que desde julio está disponible para la población de seis meses a cuatro años. La inoculación, administrada gratuitamente también a los niños de cinco a 11 años, así como para el resto de los adolescentes, jóvenes y adultos, está disponible en ubicaciones estratégicas por todo el país, incluidos centros comerciales y farmacias.

La comunidad salubrista recomienda para los niños otras vacunas que refuerzan el sistema inmune. No hay que pasar por alto las sugerencias médicas de facilitar las evaluaciones visuales y auditivas de los menores, ya que permiten atender a tiempo condiciones que pudieran limitar el aprendizaje.

El uso de mascarilla en los salones de clase y el lavado frecuente de manos previenen también el contagio de otras enfermedades como la hepatitis aguda en niños. Asimismo, hay que estar consciente de que se han diagnosticado en Puerto Rico decenas de casos de la viruela símica, la cual ya se registra como brote bajo vigilancia particular en la isla.

En la colaboración estrecha entre el gobierno y las comunidades escolares está la clave para superar los desafíos del sistema de enseñanza pública, y alcanzar así el desarrollo cabal del futuro capital humano de Puerto Rico.

OPINIÓN

es-pr

2022-08-16T07:00:00.0000000Z

2022-08-16T07:00:00.0000000Z

https://epaper.elnuevodia.com/article/281921661832291

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