La lengua española nos regala la palabra adelantado para nombrar a quienes se anticipan a su tiempo y son capaces de actuar tomando en cuenta variables y futuras tendencias que otros ni siquiera logramos atisbar. En ese significante pienso al enterarme de la muerte del querido Bartolomé Gamundi, a quien nuestra clase empresarial y el país entero tienen mucho que agradecerle.

Su condición de líder estudiantil en los años de la dictadura trujillista llevó a Bartty a exiliarse a temprana edad, a continuar sus estudios universitarios en Puerto Rico y Québec, y a hacer de nuestra tierra la suya. Más que asumir la identidad de inmigrante o exiliado, se convirtió en un boricua profundamente comprometido con su tierra de acogida.

En tiempos en que todavía era hegemónica la perspectiva de que la única responsabilidad de un empresario era para con sus accionistas, Gamundi fue un líder cívico activo y generoso, comprometido con causas valiosas y siempre presto para dar un paso al frente en momentos de dificultad como la devastación causada por el huracán Georges.

Alejándose del falso estigma de que los ingenieros y los líderes no leen mucho, Bartty fue siempre un lector voraz y compartió por bastantes años reseñas de sus lecturas en las páginas de la revista de

de este diario. Lo que, es más, publicó varios libros de relevancia para quienes ejercen funciones de liderazgo y con el fin de impulsar la creación de una cultura de emprendimientos en nuestra isla. Me regaló el inmenso privilegio de escribir el epílogo de uno de sus proyectos editoriales.

En una época en la que abundaban gerenciales bastante unidimensionales y poco balanceados, Bartty cultivó siempre un perfil bastante renacentista, interesado en muchísimos temas, apasionado de la buena cocina y comprometido con una conciliación vida trabajo que le permitía disfrutar de algunos pasatiempos.

Como gerente general de una empresa de dispositivos médicos, hizo suyo los principios de la responsabilidad social empresarial, no únicamente en su compromiso con la comunidad, sino como líder decidido a cuidar de sus empleados. Fui testigo y aliado de numerosas iniciativas en pro de su gente y las familias de aquellos a quienes lideraba, prácticas que aun hoy se consideran de avanzada.

Dirigió los dos principales gremios empresariales del país y siempre tuvo claro el rol público que debía ejercer el empresariado para impulsar iniciativas productivas conducentes a la creación de prosperidad y valor en esta tierra. Más aun, asumió la cartera de Desarrollo Económico y Comercio del gobierno de Puerto Rico, y desde allí también buscó aportar a nuestro ecosistema.

En tiempos de extrema polarización y antagonismos virulentos, Bartolomé Gamundi nos deja el ejemplo de que hay un valor indiscutible en la conversación ciudadana, que es posible concertar, construir espacios compartidos y respetar y valorar a quienes piensan distinto.

Con sus luces y sus sombras, como todo ser humano, Bartty fue, para muchos de mi generación, un modelo de compromiso con la excelencia, un mentor generoso, un interlocutor respetuoso y valioso, y un amigo entrañable. Es mucho lo que tenemos que agradecerle.

Como gerente general de una empresa de dispositivos médicos, hizo suyo los principios de la responsabilidad social empresarial, no únicamente en su compromiso con la comunidad, sino como líder decidido a cuidar de sus empleados”