Caos” es una palabra que cuando la escuchamos pensamos en desastre, normalmente ocasionado por fenómenos naturales como los huracanes, terremotos, pandemia, hambruna, etc.

Si bien es cierto que el ecosistema de salud de la isla está desbalanceado, quizás sea prematuro concluir que está en caos. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, caos es sinónimo de confusión y desorden. Es el comportamiento errático e impredecible de algunos sistemas, como el ecosistema de salud.

Por definición, debemos concluir que no existe un caos en nuestro ecosistema de salud, sino un desbalance que desfavorece a los pacientes, limitándoles el acceso a los servicios de salud y por lo tanto, afectando su tratamiento. Dicho desbalance es ocasionado principalmente por la disminución gradual y orgánica en la plantilla laboral de profesionales de la salud y el limitado ingreso de nuevos integrantes. En especial, de los médicos. Lo cual, sin duda, impacta las operaciones de los hospitales, dado que los médicos son la fuente primaria de referidos a los hospitales. La fórmula es sencilla: a menor número de médicos, menos encuentros y, por ende, menos referidos a los hospitales.

Al contrario del comportamiento que lleva a un caos, lo que está ocurriendo no es errático ni impredecible. Sin duda, es altamente previsible y con un sinnúmero de alternativas para controlarlo. A ciencia cierta se conoce cuál es la enfermedad y el tratamiento; lo que resta es ejecutar.

¿A qué nos enfrentamos? En Puerto Rico hay alrededor de 9,000 médicos licenciados para ejercer la práctica. Un detalle muy interesante es que la mayoría de los médicos, residentes y estudiantes que han salido de la isla en el pasado son los más jóvenes. Dejaron la isla con profesionales que tienen un promedio de edad entre 55 y 60 años. Lo que significa que, dentro de cinco a diez años, la mayoría de ellos podrían estar retirados, reduciendo sus prácticas, o, saliendo de la isla en busca de un lugar tranquilo para poner fin a sus carreras.

La migración de médicos generalistas y especialistas, jóvenes, buscando mejor calidad de vida versus la integración de nuevos médicos al ecosistema, sin duda es lo que crea el desbalance en el ecosistema. Un número considerable de médicos residentes y estudiantes de medicina migran cada año, dejando la isla con un número limitado de profesionales en las especialidades más necesitadas, como cirugía general, neurocirugía, neurología, ob-gyn, cirugía cardiotorácica, urología y ortopedia, entre otros. Ese vacío que se crea no es sustituido al mismo ritmo por médicos nuevos. Lo que significa que la fuerza laboral de médicos en la isla está disminuyendo más rápido de lo que se está sustituyendo. Un poco aterrador, teniendo en cuenta el número de personas que todavía en la isla buscan y necesitan servicios de salud. Sin duda, esta situación es la que nos podría llevar a un caos.

¿Qué podemos hacer? Si el eje central de la problemática es la plantilla de profesionales de la salud, las instituciones hospitalarias deben desarrollar programas de reclutamiento agresivos y atractivos, para que los nuevos profesionales consideren a Puerto Rico como una alternativa para comenzar sus carreras. El gobierno debe simplificar y agilizar el proceso de licenciamiento y en las aseguradoras hacer lo propio, cuando les aplique, con el proceso de credencialización, así como el de contratación. Por otro lado, urge el desarrollo de nuevos programas de educación o residencias. Para ello, se debe crear un esfuerzo conjunto de todos los participantes del ecosistema de salud, con el fin de apoyar a las instituciones hospitalarias, para que se envuelvan en esta iniciativa.

En conclusión, el ecosistema de salud de la isla, si no se atienden de inmediato y certeramente sus necesidades particulares, podría colapsar en un futuro. Ahora, no hay duda de que tenemos buenos líderes, un país educado y una estructura democrática que, con voluntad, puede desencadenar un desarrollo más sólido y exitoso de nuestro ecosistema de salud. No caigamos en el letargo y en el conformismo, busquemos las herramientas necesarias para que se promueva la voluntad gubernamental y del sector privado. ¡Esa es la clave del éxito!

Las instituciones hospitalarias deben desarrollar programas de reclutamiento agresivos y atractivos, para que los nuevos profesionales consideren a Puerto Rico como una alternativa para comenzar sus carreras”