El Nuevo Dia

Bad Bunny

Miles llegan al Estadio Azteca, en México, para presenciar el fin de su apoteósica gira

BENJAMÍN TORRES GOTAY enviado especial

CIUDAD DE MÉXICO - Una ciudad descomunal, en la que abundan instalaciones descomunales, está hecha, entonces, para que ocurran cosas descomunales, como esta: Benito Antonio Martínez Ocasio, mejor conocido como Bad Bunny, el artista puertorriqueño más descomunal de este momento se presenta aquí este fin de semana, ante dos llenos totales, en el estadio más descomunal de América Latina, en el cierre de uno de los años más descomunales para un artista latino en la historia.

Muchas veces las palabras “descomunal” y “más” en esa primera oración. Pero es que no son demasiados los adjetivos que existen para describir la estatura que ha alcanzado Bad Bunny, de 28 años, en la música popular, apenas seis años después de dejar sus estudios en comunicaciones en la Universidad de Puerto Rico, en Arecibo, y su empleo como empacador en un supermercado en su natal Vega Baja, para dedicarse a promocionar las canciones que había estado colgando en plataformas digitales desde que tenía 14 años.

Esa ruta de astro incandescente de los pasados años alcanza un rubicón aquí, este fin de semana: dos funciones vendidas

“(Bad Bunny) Le habló a su generación de la forma en que a su generación le gusta que un artista le hablara, que los demás no lo han hecho”

HELGA GARCÍA

COMUNICADORA

“De todos los artistas que cantan, él es el único que me canta a mí, Benito. Es el único que me canta al alma”

NOÉ SAUCEDO

VENDEDOR DE PIEZAS DE AUTOS

totalmente en horas en el Estadio Azteca, el de mayor capacidad en América (y el séptimo del mundo) que sienta a 87,000 personas para juegos de fútbol. De acuerdo con la configuración que se haga del estadio para un concierto, se sabe cuánta gente cabrá para sus espectáculos del viernes y el sábado. Medios mexicanos dicen que el vegabajeño vendió cerca de 90,000 boletos para cada una de sus presentaciones del viernes y el sábado.

No muchos artistas pueden decir que llenaron el Azteca. Los también puertorriqueños Menudo lo hicieron en el 1983, ante 105,000 personas, una jornada que todo México recuerda como “la noche en que el Azteca cantó”; 600,000 vieron a Michael Jackson en cinco funciones en el 1993; Juan Gabriel, ídolo como pocos en este país, cantó ante 90,000 en el 1999, y la banda de rock irlandesa U2 lo hizo en el 2006 y el 2011.

“El Azteca es un espacio que tiene vida propia. Es uno de los pasos más grandes que puede dar cualquier artista”, dice Helga García, veterana comunicadora que cubrió el concierto aquí de Menudo en el 1983 como reportera de la desaparecida revista TVGuía.

Los conciertos de este fin de semana son la culminación de la gira denominada

World’s Hottest Tour, quizás la más exitosa de un artista puertorriqueño en su historia. Bad Bunny llevó a cabo 45 conciertos en los que fue visto por cerca de dos millones de personas, para un promedio de 47,600 personas por presentación. Contando los 32 conciertos que dio a principios de este año en Estados Unidos ante cerca de 344,000 personas como parte de la gira El Último Tour del Mundo, que empezó con dos presentaciones en el Hiram Bithorn en San Juan, fue el artista que más dinero ingresó por motivo de conciertos este año.

Según la revista Billboard , los conciertos de Bad Bunny este año generaron $373 millones, superando a Elton John ($334 millones), Ed Sheeran ($246 millones), Harry Styles ($214 millones) y Coldplay ($208 millones).

Los números asociados a Bad Bunny son pantruélicos en otros renglones también: Fue, por ejemplo, el artista más escuchado en el mundo en Spotify, la principal plataforma de música digital del planeta, por segundo año consecutivo.

El World’s Hottest Tour es el mejor ejemplo hasta ahora de lo grande que es hoy este joven, criticado por muchos, venerador por legiones, pero quien a casi nadie deja impávido.

La gira empezó en San Juan con tres llenos totales en el Coliseo José Miguel Agrelot, uno de los cuales fue transmitido, sin comerciales, por un canal de televisión nacional. Continuó en agosto en otro municipio de Puerto Rico, Orlando, Florida, donde se presentó ante 65,000 personas, 130,000 lo vieron varios días después en dos funciones en Miami. Otros 130,000 lo vieron el 23 y 24 de septiembre en dos presentaciones, en Las Vegas, y 140,000 en Los Ángeles a finales del mismo mes.

La pata latinoamericana de la gira empezó ante 60,000 en el Estadio Olímpico Félix Sánchez, en Santo Domingo, el 21 de octubre, y corrió todo Centro y Sur América ante multitudes gigantescas y delirantes, incluyendo 120,000 en Chile, 100,000 en Argentina y otros 100,000 en Perú. Antes de llegar a Ciudad de México este fin de semana, tuvo dos funciones en Monterrey, también en México, ante 70,000 cada una.

Son números, en resumen, que normalmente se asocian a artistas de talla global o de largas trayectorias, como Beyoncé, Taylor Swift o los legendarios Rolling Stones. Los boricuas Menudo, Ricky Martin, Calle 13 y Daddy Yankee alguna vez causaron furor a nivel global; el nivel de Bad Bunny en los pasados tres o cuatro años no tiene paralelo en la memoria colectiva.

“Bad Bunny tiene una mezcla de autenticidad, de no tener miedo a hacer crítica social consistente, contundente. Le habló a su generación de la forma en que a su generación le gusta que un artista le hablara, que los demás no lo han hecho”, dijo García. Sus fanáticos no escatiman a la hora de las cosas que haya que hacer para verlo.

Noé Saucedo, un vendedor de piezas de autos residente en Los Ángeles, vino a Ciudad México específicamente al concierto de Bad Bunny, a quien ya ha visto otras dos veces, incluyendo en septiembre, en el Petco Park, sede de los Padres de San Diego, en esa ciudad. Entre los pasajes, los boletos del concierto y la estadía de él y su amiga Rebecca Willis, dice haber gastado cerca de $4,000.

“El dinero va y viene. Momentos como este son solo una vez”, dijo el joven. “De todos los artistas que cantan, él es el único que me canta a mí, Benito. Es el único que me canta al alma”, dijo.

Dayami Gómez, una estudiante de arquitectura de 19 años, pagó 9,000 pesos mexicanos por su boleto, lo que en este momento equivale a unos $450 dólares. “Es el artista que más oigo en este momento”, dijo la joven, mientras esperaba para entrar al Azteca.

Los boletos más económicos para el Estadio Azteca estaban al equivalente a $33 y los más caros, en arena, a pasos del artista, al equivalente a $400. Pero se vendieron todos en apenas unas horas al hacerse disponibles en febrero de este año: 276,000 boletos (contando con los de Monterrey) desvanecidos en nada. Algunos medios mexicanos compararon la euforia de esos días con la que causó la visita del papa Juan Pablo II al Estadio Azteca en 1999.

Por supuesto, aparecieron los revendedores, que nunca faltan en estos casos. Medios mexicanos reportaron en estos días que se estaban traficando boletos a cuatro y cinco veces su precio original. El diario El Financiero reportó que encontró boletos en hasta el equivalente a $28,000.

Ileana Martínez Aranda, vendedora de 28 años, residente de Ciudad México, fue de las afortunadas que no tuvo que comprarlos de segunda mano. Pero tuvo que hacer todo un operativo para lograrlo.

El día que comenzó la venta se levantó a las 4:00 de la madrugada. Puso en la fila digital a cuatro personas más, incluyendo a su mamá, a través de treinta cuentas distintas que abrió en la página web de la empresa vendedora de los boletos. Consiguió un único boleto con el que se fue al estadio a hacer fila desde las 11:00 de la mañana del jueves, a más de 24 horas del primer concierto.

“Si me costó tanto conseguir el boleto, ya que me vaya a formar (en fila) tan temprano no es nada”, dijo Martínez Aranda. “La música de Bad Bunny me pone muy contenta. Genera esa felicidad en mí. Tiene unas letras muy bonitas y la música me causa mucha felicidad”, manifestó.

¿Quién lo duda?

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2022-12-10T08:00:00.0000000Z

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