EDUARDO LALO El “11 de septiembre de Israel (y Palestina)”
Eduardo Lalo Escritor
“La barbarie es indescriptible. ¿El ‘11 de septiembre de Israel’ para qué? ¿Cómo este mejorará en un ápice la vida tanto de israelís como de palestinos?”
El costo de las guerras es vano, estéril, casi siempre infructuoso. Desde hace exactamente dos semanas el mundo ve, lee y escucha, con creciente preocupación y escándalo, lo acontecido en Israel y Palestina. Resulta imposible, en el marco de una columna, abordar la historia de este conflicto (remito a los interesados, al Episodio 150 de Palabra Libre, el podcast que grabo semanalmente con Néstor Duprey, en el que dedicamos más de una hora a los orígenes de este conflicto). Ahora, en las modestas dimensiones de este escrito, me propongo abordar las estadísticas de la inutilidad.
Los medios de prensa informan que en el ataque a un hospital en la Franja de Gaza murieron 471 personas. La noticia es un escándalo. ¿Cómo se justifica, aun en guerra, el bombardeo de un hospital? ¿Cómo en un solo acto cegar la vida de casi medio millar de personas? Sin embargo, estos números fríos ocultan no solo otras infamias, sino que son muestra patente de la torpeza inhumana de muchos gobiernos del mundo.
El Cost of War Project de la estadounidense Universidad de Brown intenta cuantificar con la mayor exactitud las consecuencias humanas, económicas y ambientales de las guerras. Una de sus investigaciones más elocuentes trata de los resultados de los conflictos militares a partir de los ataques terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos. Como se sabe, hace dos semanas, en el mismo día en que comenzara la incursión de Hamás en Israel, funcionarios de ese país afirmaron que ese era el “11 de septiembre israelí”, pretendiendo de esta forma justificar cualquier extremo de su desquite. Sin embargo, si existen unas guerras recientes que demuestran su ineficiencia, son las acaecidas a partir del 11 de septiembre de 2001.
En esos ataques terroristas murieron 2,996 personas. Según los investigadores del Cost of War Project: “Además de las muchas personas que han muerto en combate en las guerras posteriores al 11 de septiembre, muchas más fallecieron en las zonas de guerra por los efectos directos y reverberantes de estas”. Las cifras son estremecedoras. Consigno aquí apenas unos datos de esta estela de sinsentido. Las guerras de desquite por el 11 de septiembre, llevadas a cabo por Estados Unidos y sus aliados, produjeron al menos 940,000 víctimas directas (es decir, soldados y milicianos) en Irak, Afganistán, Siria, Yemén y Pakistán. Por tanto, por cada víctima del 11 de septiembre hubo 313 ojo por ojo y diente por diente. Cabe destacar, sin embargo, que el estudio halla que las muertes de civiles causadas en las regiones de intervención militar estadounidense y aliada alcanzan la escalofriante cifra de 4.5 millones, lo que suma otras 1,502 víctimas por asesinado en los ataques que justificaron estas guerras.
Con respecto a las consecuencias más amplias de estos conflictos, se llega al espanto. El número de desplazados por las guerras posteriores al 11 de septiembre alcanza la cifra de 38 millones. Piénsese además en los efectos y secuelas ambientales de largo alcance, así como en las consecuencias económicas, sociales y culturales en múltiples países.
Mejor detengámonos en las cifras que muestran el costo de la guerra entre los mismos estadounidenses. Los soldados de Estados Unidos muertos en estos conflictos rebasan los 7,000, por tanto duplicaron con creces el número de víctimas del terrorismo. Sin embargo, se estiman en cientos de miles los heridos graves en combate, con las consecuencias personales, familiares, económicas y sanitarias que esta condición ocasiona. Todavía más dramático es el hecho de que supera cuatro veces el número de soldados caídos en estas guerras, la cantidad de excombatientes que se han suicidado. Más de 30,000 veteranos estadounidenses de la llamada “Guerra contra el Terrorismo” han sido afectados psicológicamente a tal punto que han decidido quitarse la vida. Esto multiplica por 10 los muertos del 11 de septiembre y para estas víctimas no hay homenajes ni monumentos.
A esto se añade el indeterminado número, que la Universidad de Brown estima en miles, de mercenarios contratados por compañías privadas de seguridad al servicio de la milicia estadounidense, que perdieron sus vidas.
Como queda demostrado, la Ley del Talión funciona mal, muy mal. En este instante y desde hace dos semanas en Israel y Palestina obra esta matemática frenética, desaforada, demente, en la que un ojo se cobra bombardeando un hospital, en la que un diente se extrae calcinando un barrio. La destrucción de una vida se paga matando a dos mil ajenas al hecho.
En un reportaje de Politico , una de las primeras víctimas del terrorismo de Hamás, que sobrevivió escondiéndose durante 12 horas, en un cuarto de su casa en un kibbutz, y que apenas unos días después huyó con su familia a Bélgica, responsabilizó al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu por el conflicto. El hecho sorprende, justamente porque los medios de comunicación tienden a una simplificación del relato y esbozan una uniformidad de intenciones ficticia. Se olvida que el Israel de Netanyahu ha sido una sociedad inmersa en una de sus mayores crisis, y que el primer ministro ha estado dispuesto a enmendar la constitución y alterar el ordenamiento jurídico para permanecer en el poder y librarse de múltiples juicios por corrupción. Para ello estuvo dispuesto a crear un gobierno de coalición con políticos ultranacionalistas, como el actual presidente Isaac Herzog, que en días recientes se negó a establecer diferencias entre los civiles palestinos de la Franja de Gaza y los milicianos de Hamás. De esta manera justificó una especie de Solución Final del problema palestino que deja el campo abierto a una matanza sin consideraciones éticas, sin reconocimiento alguno de la humanidad de los palestinos.
Desde su refugio en Bélgica, el israelí que permaneció horas escondido con un hacha en la mano clamó por que tanto israelís como palestinos apaciguaran los ánimos y añadió: “Estamos al borde de una guerra civil y el responsable es Netanyahu. El problema es que una parte de la población ha estado dispuesta a repetir las mentiras que los políticos les han dicho por años”.
Cuando escribo, aun antes de la ofensiva terrestre del ejército israelí, ya se ha duplicado el número de víctimas palestinas en relación a las causadas por el ataque de Hamás. La Franja de Gaza lleva días sin electricidad, agua, impedida de recibir cualquier tipo de suministros. Más de dos millones de palestinos están hoy en la situación del israelí del kibbutz que pasó horas esperando que lo mataran. La barbarie es indescriptible. ¿El “11 de septiembre de Israel” para qué? ¿Cómo este mejorará en un ápice la vida de israelís y de palestinos?
Si este conflicto, como algunos alegan, es un nuevo 11 de septiembre, no pertenece solamente a Israel, sino que incluye también a Palestina. Al igual que el de 2001 que no fue en exclusividad estadounidense, sino además afgano, irakí, etc. Por todas partes hay víctimas del terrorismo.
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2023-10-21T07:00:00.0000000Z
2023-10-21T07:00:00.0000000Z
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