El rescate de un tesoro ecológico
Javier E. Laureano Director, División de Agua, Agencia de Protección Ambiental (EPA), Oficina Regional en Nueva York
Hoy considerada un remanso de tranquilidad en la ciudad, hogar de manatíes antillanos, aves costeras, manglares y corales, durante décadas el panorama ambiental de la Laguna del Condado era muy distinto. De hecho, muchas personas la consideraban como “el pozo muro más grande de San Juan” porque casi toda el agua sanitaria de los edificios y casas que la bordean descargaban directamente en sus aguas.
La Laguna del Condado llegó a uno de sus momentos más difíciles cuando al final de los 1950 se rellenó toda su franja sur para construir la Avenida Baldorioty de Castro, inaugurada en 1961, y que hoy pasa sobre lo que solían ser muelles, vegetación y agua. Algunos testigos mudos de este proceso son las calles estrechas y curvas que vemos en ciertas partes de Miramar, originalmente rampas de botes que hoy desembocan en la marginal de la Baldorioty. Quizás más grave es que el material de relleno para construir la Baldorioty provino del fondo mismo de la Laguna, lo que destruyó muchas de sus praderas de hierbas (yerbas) marinas y creó varios agujeros donde todavía hoy persisten niveles muy bajos de oxígeno, lo que limita la vida en estas zonas.
Décadas después, en los 1970 y 1980, comenzó el trabajo arduo de trabajadoras y trabajadores de la Junta de Calidad Ambiental, la Agencia de Protección Ambiental y la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, quienes formaron parte del largo proceso de identificación y desconexión de las tuberías de los edificios que descargaban directamente al ecosistema y que desde entonces van a una planta de tratamiento. El proceso de restauración continuó en la segunda mitad de los 1990, cuando la EPA financió la creación del Programa del Estuario de la Bahía de San Juan, que incluye la Laguna del Condado como parte de este gran ecosistema interconectado de aguas urbanas que circula por toda la zona metropolitana de Puerto Rico.
Algunas de las iniciativas del Estuario en la Laguna incluyen la siembra de mangles rojos, limpiezas subacuáticas, un sistema de monitoreo de calidad de agua acompañado de avisos semanales para el público, la construcción de veredas de arrecifes, censo de aves y proyectos educativos. Todos estos esfuerzos, logrados en alianza con las comunidades que bordean la Laguna, desembocaron en la aprobación de la Ley 112 del 30 de septiembre de 2013, que crea la Reserva Natural Estuarina de la Laguna del Condado y ofrece protecciones legales al ecosistema, como la prohibición de la pesca y del uso de embarcaciones de motor, al igual que la creación de un novel comité de co-manejo con los y las residentes del área, una herramienta importante de participación comunitaria en la administración de la reserva junto al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales.
Hoy la Laguna del Condado se encuentra en pleno proceso de restauración y vislumbramos un futuro donde se eviten los accidentes de descargas de aguas crudas y restauren sus praderas de hierbas marinas. De cara al futuro, la nueva Ley Bipartita de Infraestructura ofrece fondos federales para dar un nuevo impulso al mejoramiento de la calidad del agua en la cuenca del Estuario de la Bahía de San Juan y en toda la isla, tomando siempre en cuenta a las comunidades de justicia ambiental.
“Hoy la Laguna del Condado se encuentra en pleno proceso de restauración y vislumbramos un futuro donde se eviten los accidentes de descargas de aguas crudas y restauren sus praderas de hierbas marinas”
OPINIÓN
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2023-09-30T07:00:00.0000000Z
2023-09-30T07:00:00.0000000Z
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