Hace más de 20 años, mi esposo y yo decidimos mudarnos de Washington, D.C. a Puerto Rico para criar a nuestros hijos y construir nuestro porvenir cerca de familiares y amigos. Asumimos el riesgo porque confiábamos que tendríamos oportunidades para prosperar.

Como nosotros, la mayoría de las personas en Puerto Rico quisieran progresar y triunfar aquí con las condiciones oportunas. Por ello, es necesario que la sociedad promueva y que el gobierno propicie las condiciones que permitan que las personas produzcan, creen riqueza, comercien y logren sus aspiraciones individuales en la isla. De lo contrario, es inevitable que la gente busque su prosperidad y plenitud en otros lares.

La prosperidad está atada a la libertad económica. Mientras más oportunidades existan para trabajar y crear, mayor capacidad tendrán las personas para generar ingresos, ahorrar, invertir y gastar - según sus metas individuales. La prosperidad mejora la calidad de vida a nivel individual y de país.

Durante los últimos años, la isla ha enfrentado retos para lograr desarrollo económico sostenible, es decir que se mantenga a largo plazo. Uno de los principales obstáculos es la escasez de trabajadores diestros y profesionales para satisfacer las necesidades de la población, debido a que, en una década, hemos perdido un millón de habitantes. Además, la tasa de natalidad es negativa. En pocas palabras, la isla se está vaciando, y no hemos podido detener el escape de talento. Para entender las razones por las cuales la gente se muda e identificar cómo podemos retener y aumentar la población, el Centro CRECE realizó el estudio “Libertad para prosperar en Puerto Rico”.

Se desprende del estudio que la mayoría de las personas que viven en Puerto Rico están agobiadas. Sienten que no tienen libertad financiera para lograr sus metas personales y profesionales. El 62% de los encuestados dice que vive de cheque en cheque y que, a final de mes, luego de pagar sus cuentas y gastos fijos, les sobra muy poco o ningún dinero. Es decir, no tienen recursos ni espacio para actuar sobre sus aspiraciones individuales y prosperar.

El 63% de los participantes admitió haber considerado mudarse de Puerto Rico. El 75% de las personas entre las edades de 18 a 34 dijo que se han visualizado viviendo fuera de la isla debido al alto costo de vida, situación económica, salarios bajos, oportunidades limitadas de empleo, y la carga contributiva, entre otros factores. Todas las razones están relacionadas con el nivel moderado de libertad económica que vivimos, asuntos que aún estamos a tiempo de atender.

Para invertir los patrones migratorios, basta con escuchar el sentir de las personas que día a día procuran mejores oportunidades y más bienestar. Del estudio se concluye que las personas aspiran a tener más libertad económica, o sea un camino sin obstáculos donde haya certeza y el gobierno sea un ente facilitador. Lograrlo requiere la unión de los diferentes componentes de la sociedad para exigir el consenso necesario para dar paso a iniciativas viables que reduzcan los impuestos, agilicen los permisos, minimicen la burocracia, bajen el costo de vida, fomenten la inversión, protejan la propiedad privada, e impulsen el libre mercado. No podemos perder más tiempo. Es momento de actuar.